jueves, 14 de junio de 2012

Babrio las fábulas de Esopo

Valerius Babrius, fue un poeta latino y escritor de fábulas. nacido posiblemente en Siria. Él recogió muchas de las fábulas que se sabe que nosotros hoy en día simplemente como las fábulas de Esopo. Prácticamente nada se sabe de él. Se supone que han sido un helenizado romano, cuyo nombre era gentil, posiblemente, Valerio, que viven en el Oriente, probablemente en Siria, donde las fábulas parecen primero que ha ganado popularidad. La dirección de "un hijo del rey Alejandro" ha causado mucha especulación, con el resultado de que las fechas varían entre el siglo 3 aC y el siglo tercero han sido asignados a Babrio. El Alexander se refiere puede haber sido Alejandro Severo (222-235 dC), que le gustaba tener los hombres de letras de todo tipo acerca de su corte. "El hijo de Alejandro" Además, se ha identificado con un Branchus algunos mencionados en las fábulas, y se sugiere que Babrio pudo haber sido su tutor, probablemente, sin embargo, Branchus es un nombre puramente ficticio. No hay ninguna mención de Babrio en escritores de la antigüedad antes del comienzo del siglo tercero. Como se desprende de sobrevivir fragmentos de papiro, su obra ha de ser de fecha antes de ca 200 dC (y probablemente no mucho antes, por su lenguaje y estilo parecen indicar que él pertenecía a ese período). Las fábulas de Esopo, un esclavo, y acompañante de su amo, el filósofo Janto. Las fábulas a él atribuidas, conocidas como Fábulas esópicas, fueron reunidas por Demetrio de Falero hacia el 300 a.C. Se trata de breves narraciones protagonizadas por animales, de carácter alegórico y contenido moral. Ejercieron una gran influencia en la literatura de la Edad Media y el Renacimiento, siendo reescritas por Samaniego, por La Fontaine y otros. En el siglo XX, el poeta francés Jean de La Fontaine (1621-1695) es famoso por las 243 fábulas que escribió durante 26 años. Inspiradas en las Fábulas de Esopo, los cuentos de La Fontaine incluyen un reparto familiar de conejos, saltamontes, hormigas, zorros y otros animales. Entre las fábulas más famosas, conocemos 'La tortuga y la liebre', 'El zorro y las uvas', 'Ratón del campo y ratón de la ciudad'. FÁBULAS. La tourtuga y la liebre. En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se jactaba de ello ante la lentitud de la tortuga. - ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre burlándose de la tortuga. Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre: - Estoy segura de poder ganarte una carrera - ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre. - Sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera. La liebre, muy ufana, aceptó. Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes. Confiada en su ligereza, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse. Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. Salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había ganado la carrera! Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Esta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. La zorra y las uvas En una mañana de otoño, mientras una zorra descansaba debajo de una plantación de uvas, vio unos hermosos racimos de uvas ya maduras, delante de sus ojos. Deseosa de comer algo refrescante y distinto de lo que estaba acostumbrada, la zorra se levantó, se remangó y se puso manos a la obra para comer las uvas. Lo que la zorra no sabía es que los racimos de uvas estaban mucho más altos de lo que ella imaginaba. Entonces, buscó un medio para alcanzarlos. Saltó, saltó, pero sus dedos no conseguían ni tocarlos. Habían muchas uvas, pero la zorra no podía alcanzarlas. Tomó carrera y saltó otra vez, pero el salto quedó corto. Aún así, la zorra no se dio por vencida. Tomó carrera otra vez y volvió a saltar y nada. Las uvas parecían estar cada vez más altas y lejanas. Cansada por el esfuerzo y sintiéndose imposibilitada de conseguir alcanzar las uvas, la zorra se convenció de que era inútil repetir el intento. Las uvas estaban demasiado altas y la zorra sintió una profunda frustración. Agotada y resignada, la zorra decidió renunciar a las uvas. Cuando la zorra se disponía a regresar al bosque se dio cuenta de que un pájaro que volaba por allí, había observado toda la escena y se sintió avergonzada. Creyendo que había hecho un papel ridículo para conseguir alcanzar las uvas, la zorra se dirigió al pájaro y le dijo: - Yo hubiera conseguido alcanzar las uvas si ellas estuvieran maduras. Me equivoqué al principio pensando que estaban maduras pero cuando me di cuenta de que estaban aún verdes, he preferido desistir de alcanzarlas. Las uvas verdes no son un buen alimento para un paladar tan refinado como el mío. Y fue así que la zorra siguió su camino, intentando convencerse de que no fue por su falta de esfuerzo que ella no había comido aquellas riquísimas uvas. Y sí porque estaban verdes. El ratón campesino y el cortesano Un ratón campesino tenía por amigo a otro de la corte, y lo invitó a que fuese a comer a la campiña. Pero como sólo podía ofrecerle trigo y yerbajos, el ratón cortesano le dijo: - ¿Sabes amigo que llevas una vida de hormiga? En cambio yo poseo bienes en abundancia. Ven conmigo y a tu disposición los tendrás. Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón ciudadano a su amigo trigo y legumbres, higos y queso, frutas y miel. Maravillado el ratón campesino, bendecía a su amigo de todo corazón y renegaba de su mala suerte. Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de pronto la puerta. Espantados por el ruido los dos ratones se lanzaron temerosos a los agujeros. Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó en el lugar, y al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una rendija para esconderse. Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su hambre, suspiró y dijo al ratón cortesano: - Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás muy satisfecho; pero es al precio de mil peligros y constantes temores. Yo, en cambio, soy un pobrete y vivo mordisqueando la cebada y el trigo, pero sin congojas ni temores hacia nadie.ç Si estáis interesados/as os dejo el link de la página web donde he encontrado las fábulas de Esopo. http://www.guiainfantil.com/1373/fabulas-para-ninos.html